Atenas era la última ciudad que visitaríamos antes de volver a España. Con ella nuestro viaje llegaba a su fin. A las 10 a.m. teníamos que estar en el Salón Broadway, pues era el punto de encuentro para los que habíamos contratado la excursión con el barco.
Nos despertamos pronto para preparar el equipaje de mano y desayunar tranquilamente. Después del desayuno nos dirigimos al Salón Broadway y desde ahí salimos del barco. En el puerto recogimos nuestras maletas y nos fuimos hacia los autobuses, donde nos dieron unas pegatinas para saber a qué grupo pertenecíamos. Cuando el autobús estuvo lleno, nos pusimos en marcha.
Nuestra excursión comprendía Atenas, Acrópolis y tiempo libre. Así que lo primero que hicimos, antes de dirigirnos hacia la Acrópolis, fue un tour por la ciudad, haciendo una parada en la Plaza Syntagma.
(Estadio de la paz y la amistad, arriba; Estadio Georgios Karaiskaki, sede del Olympiakos, abajo)
(Los indignados griegos, frente al Parlamento)
(La Plaza Syntagma y el Parlamento Griego)
Tras una breve pausa en la Plaza Syntagma, volvimos al autobús para seguir con la ruta por la ciudad.
(Universidad de Atenas)
(Biblioteca Nacional)
(Alpha Bank)
(Syntagma, de nuevo)
(Iglesia Agios Nikodimos)
(Olimpeion)
Tras este pequeño tour, nos dirigimos hacia la Acrópolis. Bajamos del autobús dejando todas nuestras pertenencias dentro (excepto la cámara de fotos y algo de dinero), para evitar eventuales robos (fue un consejo del guía), nos dirigimos hacia la puerta de entrada.
La subida hasta la Acrópolis se nos hizo horrible. Estábamos ya agotadas, hacía mucho calor y, para colmo te resbalabas. Pero, en mi opinión, mereció la pena. Eso sí, tengo que volver para verla con tranquilidad. El guía nos explicó bastante poco de la Acropolis, la verdad. Se centró únicamente en el Partenón. A mi me hubiera gustado más ver las cosas con detenimiento, pero claro, había demasiada gente, hacía demasiado calor y para colmo íbamos con el tiempo justo, pues teníamos que ir al aeropuerto.
Sobre las 12, el guía nos dijo que teníamos tiempo libre hasta las tres de la tarde, hora en la que nos recogería con el autobús para llevarnos al aeropuerto. Tras decirnos el punto donde nos recogería, bajamos de la Acrópolis para ir a hacer unas cuantas compras y comer.
(Teatro de Dionisio)
(Partenón)
(Propileos)
(Erecteion)
(Propileos)
(Odeón de Herodes Ático)
(Partenón)
(Templo de Atenea Niké)
Si la subida fue mortal, el descenso fue todo un show. Rakel iba agarrada a mi para no caerse (le daba miedo por si se caía y se hacía daño en el brazo). Detrás de nosotras iba Cris diciendo "chain, chain, chain (imitando el sonido de un robot), vámos Rakel que las dos mujeres mayores que van delante tuya van más deprisa". Me tuve que dar la vuelta corriendo y decirle: "shh Cris, que son españolas y nos oyen" jajajaja Por detrás de Cris iban Inés, Carmen y Raquel también muy despacito para evitar alguna caida, además Raquel iba medio coja, con lo cual no podía correr mucho. Vamos, que formamos atasco.
Estando abajo, fuimos por Dionysiou Areopagitou e hicimos unas cuantas compras.
Después fuimos andando hasta la Plaza Syntagma para comer por esa zona. Tras la comida, volvimos al punto de encuentro (el autobús nos recogería justo enfrente del Olimpeion. Yo me quedé con muchas ganas de ver el Ágora y el Olimpeion, pero no daba tiempo.
Antes de ir hacia el aeropuerto, hicimos otra parada con el bus: el Estadio Panathinaikos. En esta parada sólo nos bajamos Rakel y yo: el resto ya estaban dormidas.
(La Acrópolis desde el autobús)
Desde alli pusimos rumbo al aeropuerto. El viaje había llegado a su fin. Pero, a Cris, Raquel, Inés y a mi aún nos quedaría un viaje más por hacer: un viaje de tres semanas a Londres.