Cuando ya teníamos todo listo (habíamos dejado las maletas en consigna y registramos nuestra salida en el hotel) nos encaminamos hacia Bickingham Palace, para ver el cambio de guardia. Queríamos coger un buen sitio para poder verlo sin problemas. Nos fuimos andando, atravesando Hyde Park.
Cuando llegamos a Buckinham había poca gente, así que, sin pensárnoslo dos veces, mi tía y yo nos pusimos pegaditas a las verjas. Mi madre y mi hermano pensaron que podía verse mejor desde la estatua de la Reina Victoria.
Poco a poco iba viniendo más gente. Justo a nuestro lado se puso un hombre con sus dos nietos. Eran muy graciosos. Eran un niño y una niña pequeños que no paraban de hablar. Mmi tía y yo no les entendíamos nada, pero nos hacían gracia y nos empezamos a reir. El abuelo nos preguntó que de dónde éramos. Les digimos que de España y, acto seguido, el niño empezó a decir: ¡¡¡Manolo, el del bombo!!!, ¡¡¡Manolo, el del bombo!!! jajajaja El abuelo nos dijo que acababan de pasar por España, justo cuando fue la final del mundial, así que el niño se quedó con eso de España.
Mi tía y yo pudimos verlo bastante bien. Sin embargo, mi madre y mi hermano no vieron nada. No sé cuánto duró el cambio de guardia, pero acabé con dolor de brazos: lo grabé enterito.
Cuando acabó el cambio de guardia, nos fuimos a comer a nuestro restaurante favorito. Cuando llegamos el camarero que nos había atendido los días anteriores nos dijo: "¡¡anda, otra vez vosotros!!, ¿Qué tal?" jejeje Le dijimos que nos íbamos esa misma tarde y que veníamos a despedirnos.
Después de comer, fuimos a Paddington a por las maletas y de ahí al hotel a esperar el servicio que habíamos contratado para los traslados.
Al llegar a Heathrow tuvimos que despedirnos de Londres sin saber cuándo volveríamos a esta maravillosa y fascinante ciudad.
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